Jamás lograremos la tan ansiada paz interior si vivimos una vida de manada. Porque es perder nuestra armonía e identidad. Es hacer lo que todos hacen por el simple hecho de quedar bien. Es sufrir inútilmente porque nos atenemos a cumplir el mandato de la sociedad. Es consolarse con el que dirán. Conformarse con lo que nos toca. Y nunca decir “yo quiero”, “yo deseo”, por miedo a lo que piensen de nosotros los demás.
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