La paz interior se
construye a diario mediante pequeños gestos y actos realizados con el corazón y
sinceridad con uno mismo. Manteniéndose fiel a sus ideas y convicciones. Y es
con estos mismos pequeños gestos y actos, quizás tan cotidianos que ni siquiera
prestemos atención a ellos, con los que se construye nuestra felicidad y la
consciencia de saber que no estamos desperdiciando nuestras vidas.