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viernes, 8 de noviembre de 2013

Costumbres y tradiciones de los alemanes del Volga: Geburtstag (Día de cumpleaños)

Lucrecia Luján Hubert
“La tradición de la torta de cumpleaños (luego de ser observada durante breve tiempo en la antigua Grecia) resurgió entre los campesinos alemanes en la Edad Media, a través de un nuevo tipo de celebración, una Kinderfest, ofrecida específicamente a un niño o niña (Kind).
      Una Kinderfest comenzaba al amanecer. El niño agasajado era despertado por la llegada de un pastel coronado con velas encendidas. Estas velas se cambiaban y se mantenían encendidas durante todo el día, hasta que, después del ágape familiar, se comía el pastel. El número de velas era igual al de los años que cumplía el niño, más una, que representaba la «luz de la vida».
Los alemanes el Volga conservaron esta tradición aunque sin tanta pompa ni lujo;  festejaban el cumpleaños del niño de una manera más discreta, práctica y realista: el pequeño no tenía torta ni celebración de cumpleaños pero recibía un regalo, tal vez una prenda de vestir, un par de zapatos nuevos, o algo por el estilo. Nada de derroches ni obsequios vanos. Todo obsequio debía tener su utilidad”.

Surgió entre los campesinos alemanes en la Edad Media, a través de una Kinderfeste (fiesta de cumpleaños), ofrecida específicamente a un niño o niña (Kind).
En cierto modo, esto señaló el inicio de las fiestas infantiles de cumpleaños, y en muchos aspectos un niño alemán del siglo XIII recibía más atenciones y honores que sus coetáneos de los tiempos modernos. Una Kinderfeste comenzaba al amanecer. El niño agasajado era despertado por la llegada de un pastel coronado con velas encendidas. Estas velas se cambiaban y se mantenían encendidas durante todo el día, hasta que, después del ágape familiar, se despachaba el pastel. El número de velas era igual al de los años que cumplía el niño, más una, que representaba la «luz de la vida».
La creencia en que una vela simboliza la vida se encuentra a través de toda la historia. Macbeth habla de la vida como una «breve candela», y el proverbio advierte contra «quemar la vela por ambos cabos».
El niño o niña en su fiesta de cumpleaños recibía también regalos y seleccionaba el menú para el banquete familiar, pidiendo sus platos predilectos. Nuestra costumbre de pensar un deseo y soplar las velas procede también de la Kinderfeste alemana. Las velas de cumpleaños debían apagarse con un sólo soplido, y el deseo, en caso de convertirse en realidad, debía mantenerse en secreto.
El folklore de la fiesta de cumpleaños alemana tenía otra costumbre que ya no se observa hoy: El Hombre del Cumpleaños, era un gnomo barbudo que hacía unos obsequios adicionales a los niños que se habían comportado bien. Aunque este personaje nunca alcanzó la categoría de un Papá Noel, a principios del siglo XX aún se vendían en Alemania muñecos que lo representaban.

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Costumbre que, para muchos alemanes del Volga, reemplazaba a la fiesta de día de cumpleaños 

Celebrar el Santo

Antiguamente los alemanes del Volga también tenían por costumbre celebrar el día de su santo. Pero… ¿Qué significaba para un habitante de los pueblos alemanes celebrar el día de su santo?

Entre los alemanes del Volga se convirtió en norma y necesidad que todo cristiano, desde el momento en que se bautizaba, contase con un santo que hiciese de mediador entre él y Dios, que intercediese y que velase por él. Y la forma de comprometer al santo con el nuevo bautizado, era que éste llevase su nombre. Por lo que al momento de elegir el nombre del recién nacido se tenía en cuenta el Santoral de la Iglesia. Es decir, se tomaba el nombre que correspondía a la fecha del nacimiento de acuerdo a esta lista.

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